sábado, 31 de agosto de 2013

Del mito de la caverna capitalista



Después de casi 2500 años poco ha cambiado en la mentalidad del ser humano, en época de Platón lo que mantenía a los humanos en la caverna era la ignorancia y hoy, que la sabiduría está al alcance de nuestra mano, lo que nos sumerge en los abismos es el capitalismo, creación del ser humano para no ver la realidad que nos acecha en cada esquina, en cada palmo, en cada paso que damos por nuestras calles y que no tiene otro objetivo que enriquecer a unos pocos a costa de muchísimos.

Las cadenas, que antaño representaban la falta del conocimiento, hoy no son otra cosa que el dinero, este nos impide ver la realidad que se cierne sobre nosotros, somos esclavos de él y no queremos vivir sin su sustento. Las sombras que vemos pasar reflejadas en el fuego de la caverna es lo único que alcanzamos a vislumbrar, estos reflejos son los poderosos que solo nos dejan ver parte de la verdad, consiguen dominar nuestras formas de vida a costa de nosotros mismo, nos extirpan la capacidad de tomar nuestras propias decisiones y además son capaces de hacernos creer que este mundo donde vivimos es el más justo posible.


Todos somos cómplices de esta situación, tenemos que ser valientes y romper esas cadenas que nos consumen las muñecas y convierten a los cuerpos en escuálidas espigas, tenemos que hacer ver a nuestros compañeros la verdad que nos está vedada, debemos salir cuanto antes de este lugar oscuro y recibir la luz dolorosa del Sol, quizá en un principio será cegadora, pero poco a poco conseguiríamos acostumbrarnos a esa nueva luz y "destruir" a aquellos que nos han tenido retenidos en la cueva durante tanto tiempo, de este modo seremos verdaderos protagonistas de nuestras vidas y podremos crear una sociedad justa e igualitaria. l


Para terminar traigo a colación las palabras que Platón dedicó a Glaucón:"Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del Sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública." La República. Platón.

1 comentario:

  1. A veces las cosas no son tan complicadas. La economía de libre intercambio se basa en el respeto mutuo y en el cumplimiento de la palabra dada. No garantiza el éxito ni el bienestar.

    Cualquiera puede ver los informativos de televisión o la prensa con clara finalidad manipuladora, pero a la vez puede elegir entre “manipulaciones de distinto signo político” gracias a la oferta plural. También pueden ir a cualquier biblioteca publica o quiosco y leer gratis o por muy poco las grandes obras del pensamiento, eso sin mencionar internet, una auténtica ventana a todo....

    La palabra capitalismo pone el énfasis en algo impersonal, no es vano parece que la creo Marx. Pero si atendemos a lo que es en sí la economía de libre mercado veremos que son personas que ofrecen y compran productos y servicios.

    Como el estudiante ocioso, el ciudadano descontento busca fuera de si mismo la culpa de sus males. En democracia solo la suma de muchos votos puede cambiar algo, pero en una economía libre y global las empresas buscan siempre su nicho de mercado aunque sea una demanda pequeña... Cualquier consumidor cuenta.

    El comerciante es el hombre justo que da valor por valor, pero el valor no es algo intrínseco a las cosas sino una apreciación subjetiva, es una sistema de intercambio en que todos creen ganar. Si compran tulipanes o preferentes la cuestión no es el sistema sino si alguien ha manipulado las reglas del juego, la información veraz.

    El intelectual cuyos libros no se venden o sus ideas no encuentran hueco está resentido contra el sistema ... si él es bueno y no tiene éxito es que el fallo está en “la estructura” “el sistema” “el capitalismo”.... quizá le falte humildad no en cuanto a su obra sino en cuanto a su capacidad de entender el mundo, su análisis de las personas como son y no como cree que debieran ser..

    La libertad no garantiza el éxito ni el bienestar, quizá no sea la panacea de todo pero las respuestas siempre colectivistas, estatistas o simplemente comunitarias sí garantizan que tu bienestar dependerá no de tú capacidad de decidir (y por tanto de equivocarte) sino de la decisión de otro: sea un burócrata, un político o un sádico populista.

    La economía de libre mercado no es una caverna en que veamos sombras de una realidad que nos mantienen oculta con perversas intenciones, bien al contrario: es el único sistema en que somos nosotros y no un tercero quien tiene la responsabilidad (para lo bueno y lo malo) de discernir las sombras de la realidad, en palabras de Machado “distinguir las voces de los ecos”.

    Es una tarea ardua pero en eso consiste ser responsable en elegir. Plantón y sus “secuaces” olvidan que es a plena luz del sol y en campo abierto donde mejor se perciben las sombras. El capitalismo no es una caverna, si siquiera en sentido figurado. Es un cruce de caminos, de ahí que algunos se extravíen.

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