jueves, 12 de enero de 2012

De la Muerte de Dios.

De la muerte de Dios:

Durante el trascurso de este artículo me centraré en el monoteísmo como tal, metiendo en el mismo saco a todas las religiones que ahora mismo están de moda; Cristianismo, Islamismo, Judaísmo, Zoroastrismo... Ya que, a fin de cuentas, todas tienen un mismo sustrato ético y son tan parecidas que me provoca risa pensar que están en disputa continua por ser la “verdadera”. Bueno centrémonos en la muerte de Dios, si amigos míos, está idea no es propia, algunos filósofos ya han versado sobre la existencia de este ente, entre ellos Niesztche ya vaticinó su muerte, no obstante voy a darle un cariz más personal.
Desde mi punto de vista Dios ha muerto ya que nunca ha llegado a existir, quizá esta sea la afirmación más real, clara y evidente. La creación de un Dios es simplemente la respuesta de las mentes terrenas y vacías de aspirar a un mundo superior, ya que el real no responde a sus expectativas, bien porque socialmente no han podido disfrutarlo o porque simplemente no lo han aprovechado, este desazón y angustia que produce este sentimiento de frustración provoca que tengamos que crear algo extraterreno,
un elemento fuera de nuestro ámbito que no podemos explicar pero que al tiempo nos proporcione esa redención en vidas sucesivas y por supuesto mejores, nos entregamos tanto a esta ficción que llegamos a confiar férreamente en su existencia y evadir cualquier argumento que ponga en entredicho su existencia. Este sentimiento, que siempre ha existido en el ser humano por creerse por encima de cualquier animal, ha sido aprovechado por un serie de "chupasangres inteligentes" para la creación de un dogma que da acceso a estas vidas supremas, como es de esperar su incumplimiento niega el acceso a este “paraíso”. En realidad estas creaciones les han dado la posibilidad de dominar a los más pobres intelectualmente, haciéndoles creer que su único objetivo en la vida es cumplir estos preceptos y olvidándose de elementos tan claves como la reflexión, la libertad, la educación…
Para que sus religiones sean más creíbles estos “chupasangres intelectuales” se han aprovechado de personajes históricos como Jesús de Nazaret para dar vida a partir de ellos a esto que llaman religión, haciendo que el pueblo se sienta identificado con sus hazañas y dándole por supuesto un cariz divino, para no extenderme demasiado en mis disquisiciones, culminaré diciendo:
"No vivas la vida pensando en la muerte, ya que te puedes encontrar que has desperdiciado tu existencia para nada."

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