Del demonio:
Desde tiempo inmemoriales la aparición de un ser superior ha sido patente, los seres humanos han buscado justificar sus actos en algún "Ser" exterior a ellos, pero evidentemente las personas tienden a igualar las fuerzas para que todo parezca más creíble, y de algún modo hacerlo más real y semejable a su realidad. El ejemplo más visible de creación de ídolos humanoides son los dioses griegos, el caso es bastante curioso ya que no concebían a los dioses como ideales, sino que los construyeron con caracteres puramente humanos que llevaban a la eliminación del demonio como lo conocemos, debido a que cada Dios, como cada ser humano llevaban un demonio dentro al que había que dominar. Algunos dioses griegos dominaban mejor a su demonio interior que otros, y por tal eran más irritables e irascibles, sin embargo otros controlaban adecuadamente a su diablo, así que se comportaban de un modo más afable y cariñoso.
El error humano vino cuando quisieron crear un Dios bueno de por sí, el cual no tuviera ningún rasgos humano, un ideal de justicia extrema que repartiera bondad, amor, felicidad... Por doquier, eliminando el factor humano de esta deidad, pero claro, esta creación no podía quedar huérfana de maldad, así que se consolidó la creación de su némesis, en este caso el demonio, que se caracteriza por todos los elementos negativos como la venganza, la pasión, el deseo, la maldad... Esta creación llevó al ser humano a una deshumanización, valga la redundancia, ya que la imagen a seguir no era humana, ningún ser humano es bueno siempre, ninguna persona puede tender a la perfección ideal que su Dios le indica, es más que le obliga a seguir sino quiere quedar condenado a vivir en el infierno por toda la eternidad. El objetivo que se le imponía a los seres humanos era demasiado elevado, esto ha llevado continuamente a los humanos a una insatisfacción al no poder alcanzar el ideal que se le marcaba, una vez más la religión ponía trabas a la evolución hacia el Neohumano, socavando en siglos la evolución intelectual.
Una vez expuesto de un modo simplista la creación del demonio, vamos a estudiar la lucha que tenemos contra nuestro demonio interior.
Cada ser humano porta en su interior su propio némesis, pero este demonio, a diferencia de lo que se cree, no busca el mal a los demás de por sí, sino todo lo contrario, indaga el bien de la propia persona sin importarle las repercusiones que estas acciones tenga en los demás, en sí esta fue la característica que nos hizo sobrevivir en épocas remotas cuando nos atábamos a la codicia y la envidia como único modo de supervivencia. Como es de recibo este elemento es propio del ser humano y también del Neohumano, la única diferencia que estriba entre ambas razas es como enfrenta estos sentimientos, el humano rehúye estas características, las ahoga en su interior e intenta no escucharlas (Todo gracias al cristianismo), evitando la evolución intelectual del ser humano.
Sin embargo el Neohumano las escucha, las asume y reflexiona sobre ellas, analiza la circunstancias y las diferentes formas de afrontar la situación, estudia los posibles resultados de su actuación y la repercusión que tiene en los demás y por fin tras arduos esfuerzos domina su demonio interior y lo pone a su servicio en pos de un bien común.
"El demonio está en cada uno de nosotros, su existencia es necesaria y deseable"
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